Y os diré porqué:
-La alegría que recorre tu cuerpo cuando la pelota entra rozando el borde de la mesa o cuando entra golpeando la red dejando a tu adversario descolocado consiguiendo un punto que veías perdido a la vez que tu oponente se cabrea por la suerte que tienes.
-Cuando realizas un mate y éste golpea de sin piedad en el tablero de tu oponente sin ningún tipo de opción a defenderse produciendo en ti una sensación orgásmica sin igual.
-La sensación de sentirte superior al resto de mortales cuando haces mates a diestro y siniestro acorralando a tu rival sin que pueda reaccionar y luego rematar la faena con un mate colosal.
-El orgullo que uno siente cuando te están haciendo mates de forma indiscriminada y tú te defiendes de todos los golpes como de un spárring de boxeo se tratase hasta que en uno de ellos tu adversario ya hastiado de matar falla al golpear o te la devuelve mal de tal forma que el que comienza a matar eres tú consiguiendo doblegar a tu contrincante.
-La sensación de sentirte un jugador profesional de ping pong cuando tu rival y tú os empezáis a colocar cada uno en un extremo de la mesa a 2 metros de distancia haciendo mates sin parar hasta que la pelota reviente.
-La sensación de que tanto practicar ha valido la pena cuando haces tu mejor saque y éste te sale de tal forma que sabes que no lo va a coger o te la va a devolver envuelta en papel de regalo para rematar la jugada.
-Sentirte superior cuando tu oponente hace su mejor saque y tú se lo devuelves haciéndole un mate.
-Saber que has hecho bien las cosas en tu vida cuando realizas una jugada perfecta con tu compañero en un partido de dobles.
Y podría seguir pero no acabaría nunca (y que ya no se me ocurren más, para que engañarnos).
Por esto y mucho más debéis jugar al Ping-Pong.
Un saludo
Bravooooo!!! Woooooooo!!!!
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