Me despierto temprano, el sol esta a punto de salir. He dormido en medio del tatami, no quiero parecer débil arrimándome a las paredes.
La puerta del Dojo (Así se llama al área de entrenamiento) se abre violentamente y el Maestro aparece con cara de pocos amigos (Me quiere transmitir miedo).
Con un boken de madera, mientras escucho los gritos de una mujer, me golpea lanzándome violentamente contra una pared y, tras estamparme contra esta, caigo en un cesto que velozmente cierra el Maestro impidiendo mi huida.
¡Ah! Ya entiendo... entrenamiento de concentración en la oscuridad. Se ve que ya he comenzado.
Las horas pasan y el calor es insoportable, el aire esta viciado (Huele a leche agria) y además se condensa a mi alrededor. Estoy encima de una superficie blanda.
Después de un largo periodo de tiempo, un haz de luz ilumina la sofocante prisión de concentración en la que me encuentro.
Cuando consigo acostumbrarme al exceso de luz, puedo ver la cara de una mujer anciana (Probablemente la mujer del Maestro) mirando al fondo. Dice algo en su idioma y una voz masculina (El Maestro) le contesta en la misma lengua, y seguidamente cierra de nuevo el cesto.
Claramente estaban decidiendo cuanto tiempo me tendría que quedar ahí.
Justo antes de que cerrara, me fije en el suelo donde yo estaba. Ahora lo emprendía todo... el olor, el calor, lo blandito que estaba... ¡¡Dios mio!!¡¡Me encontraba en una fosa común de prendas de ropa!!...¡Ohhh nooooo...! El Maestro era demasiado duro con sus alumnos y ahora conmigo... dejar tantos cadáveres...
Y yo tengo que resistir lo que ellos no hicieron ¿Como podré soportar tal castigo?
¿Las bragas sudan?
Braga-blanca