10 junio 2010

Diario de una braga, Día 15

Día 15,

Este es el día en el que me encamino decidida para vengarme de esa polilla, que en tan dichoso momento de mi existencia, truncó por completo mi alegría. Me arrebató saborear un momento de felicidad que por tanto tiempo se me ha alejado... 

Yo, yo solo me sentía feliz por que  por fin un día de mi vida solo uno, no terminaba siendo objeto de vejaciones, desgarros, golpes o humillaciones. Solo fue perfecto hasta ese momento, todo salió a pedir de boca... ¡¡Hasta que esa maldita polilla se interpuso en mi camino!! y yo por falta de experiencia pero sin falta de valentía, me aventuré a un extraño destino... 

Se que solo soy una braga blanca mas... pero solo era... ¡Era una polilla, Dios santo! ¿Quien podría imaginar esa fuerza sobre-huma... eemmm sobre-insec... (madre mía que mal queda)... 

¿¡Quien podría imaginar que fuera tan fuerte!? 

Yo no, desde luego y por eso terminé dolorida y destrozada. Pero ahora he aprendido todo lo necesario para enfrentarme a ella, ¡Y puedo asegurar que venceré!... aunque aun no sepa donde se encuentre... ¡La venceré!, aunque... a ver por donde empiezo yo a buscarla ahora... ¡Su destino no será otro mas que la muerte!... o que esté echa una mierda, con eso me vale... ¡No!¡No!¡Solo su sangre saciará mi deseo de vendetta!... pero no quiero mancharme mucho, que la sangre de bicho no sale con nada... ¡VENGANZAAA!

                                          Conseguiré mi objetivo aunque tenga que recorrer el mundo

Este es el día en el que una braga, portadora de los lamentos de miles de prendas de vestir que sufren los ataques de las polillas, ¡Ahora!, ¡Si ahora, se acerca el fin del imperio de las polillas! Pues YO Braga-blanca me encargaré de este cometido, esta misión que se me ha encomendado.

Como alma que lleva el diablo me dispongo a correr por selvas y montañas, pero antes mejor voy a ir donde la vi por ultima vez... ese día... en el que fui deshonrada... ese lugar donde me asestaron ese golpe... un escalofrío recorre mi espalda al recordar ese momento. Pero tengo que ir.

Una vez he conseguido cruzar la carretera, que separan los dos edificios, bajo el manto de la noche comienzo a escalar la fachada del piso donde pocos días atrás me encontraba... 

Solo un poco más... ¡solo un poco más!... ya casi está...

Por fin alcanzo el alféizar de la ventana de la habitación de mi antigua dueña. Está abierta y el cuarto son solo sombras, que solo para un ojo entrenado como el mío muestra un mapa perfecto de la distribución de las cosas.

Voy a entrar...

¿Las bragas pueden correr?

Braga-blanca