08 octubre 2009

Diario de una braga. Dia 10

Día 10,

He tenido que subir 52 escalones (Que para alguien sin piernas ya es todo un merito), encender la luz y llamar a la puerta, todo eso en 2 horas, y ahora, esperaba que mi nuevo Maestro me abriera la puerta.

Después de unos minutos que se me hicieron horas, El Maestro, el sabio de entre los sabios, el luchador entre luchadores, aquel hombre que derrumbó a un elefante con la salivilla que sale cuando se dice: shhhh, estaba frente a mi con su imponente altura de.....eemm....1'50.

Bueno, la altura no cuenta cuando eres una artista marcial, pues lo importante es el conocimiento y la habilidad.

Se quedo en el pasillito frente a mi... no me miraba... (quizás quería ver mi paciencia)... ponía cara de, como si no hubiera nadie... (quería demostrar que yo aun era insignificante)... el silencio que se creo en ese ambiente y la tensión fueron enormes y el maestro que, claramente sabia que yo seguía ahí, me quería poner a prueba... sin hacer preguntas, sin articular palabra, sin miradas, como ausente... tuve que sacar fuerzas para no derrumbarme ante aquel silencio inquisidor.

Hacia como si yo no estuviera...

Después de un largo rato en el que El Maestro mirando estuvo mirando de un lado a otro como si yo no estuviera, se dio la vuelta y entro en su casa... queriendome dejar claro que que yo había pasado la prueba y que podía entrar.

Cerró la puerta a toda velocidad y di un salto de no menos de... (no os sorprendáis)... de un METRO...si, si parece impresionante y entré en la casa.
Todo decorado con un "ligero" toque oriental, que claramente es lo que se llevaba en los catálogos de IKEA.
Pasé a la habitación principal donde tenia el Tatami, que para el que no sea ducho en la materia, es el suelo donde los artistas marciales entrenan, un espacio sagrado entre el maestro y su alumno.

Ya habían acabado las clases pues era ya bien tarde, y le pregunté al Maestro donde podría dormir, ya que yo quería ser una discípula 24 horas al día. El... no respondió... queriendo decir que me buscara las castañas, que debía de ser autosuficiente.

Le pregunte donde podía buscar mi habitación. El solo se levanto y se fue cerrando la puerta, dejándome claro que esa noche tendría que dormir en el Tatami.

El desafío mental al que me está sometiendo es muy duro, pero se que tendré su recompensa y al fin podré... vencer a la POLILLA.

Mañana sera otro día y... comenzara el entrenamiento mas fuerte que se haya visto nunca.

¿Las bragas pueden saltar?

Braga-blanca

Diario de una braga. Dia 9

Día 9,

Después de que mi... ARCHIENEMIGA... LA POLILLA me derrumbase con un solo pelo de su antena como si yo no fuera mas que una muñeca de trapo ( mi tejido es de calidad...¿valeee? )... y que además el perro me meara, no tuve mas remedio que tomar una decisión si quería sobrevivir en un mundo tan duro.

Para poder sobrevivir tenia que volverme mas fuerte y para lograr eso tenia que entrenar con el mayor maestro de las artes marciales de todos los tiempos: RIUMA LUM BAGOW.

Se decía de el que fue capaz de levantar por encima de su cabeza 722 kilómetros de muralla china... sin destruirla ni deformarla.. el problema es... que nadie lo vio.

En otra ocasión mato con sus propias manos y pies a 20500 personas el solo... que si, que vale, que estaban moribundos.. pero eran un montón aunque no se pudieran poner de pie.

Para poder alcanzar a tener todo el conocimiento que este maestro podía transmitir, tendría que viajar por tierra, por mar y por aire, atravesar montañas escalar picos, descender cataratas aferrada a sus resbaladizas piedras, enfrentarme con bestias, solventar los peligros que me acusasen... incluso matar, si hiciera falta.

Aunque también podía coger por el otro camino, cruzar la calle cuando el semáforo se pusiera en verde y llamar al portón 3, 4º derecha, ya que tenia una escuela al lado de la casa de mi dueña.


Al otro lado de la calle...


Así que eso hice, crucé... pero ni caso a mis pensamientos lo hice en ámbar.. (Quien lo inventaria) y un camión de no menos de 12 ruedas me paso por encima con todas y cada una de las ruedas de la derecha... y cuando me pasaron todas dio marcha atrás y me pasó con las de izquierda.

Y que conste que yo no soy racista, pero para una braga blanca el color negro es una mierda, y así fue como me dejó... hecha una mierda. Pero no por ello me iba a rendir, no señor... continué caminando hasta que logre llegar al portón.

¡¡POR QUEEE!! Nunca podré conseguir mis objetivoooos... maldita sea, que no llegaba al porterillo.

Así que estuve 12 horas esperando que alguien que entrase sin pisarme dejara la puerta entreabierta... 12 puñeteras y largas horas. Al fin lo conseguí... y ahora estoy en frente de la puerta de mi futuro Maestro.

POLILLA Tus días están contados.

¿Las bragas caminan?

Braga-blanca