He tenido que subir 52 escalones (Que para alguien sin piernas ya es todo un merito), encender la luz y llamar a la puerta, todo eso en 2 horas, y ahora, esperaba que mi nuevo Maestro me abriera la puerta.
Después de unos minutos que se me hicieron horas, El Maestro, el sabio de entre los sabios, el luchador entre luchadores, aquel hombre que derrumbó a un elefante con la salivilla que sale cuando se dice: shhhh, estaba frente a mi con su imponente altura de.....eemm....1'50.
Bueno, la altura no cuenta cuando eres una artista marcial, pues lo importante es el conocimiento y la habilidad.
Se quedo en el pasillito frente a mi... no me miraba... (quizás quería ver mi paciencia)... ponía cara de, como si no hubiera nadie... (quería demostrar que yo aun era insignificante)... el silencio que se creo en ese ambiente y la tensión fueron enormes y el maestro que, claramente sabia que yo seguía ahí, me quería poner a prueba... sin hacer preguntas, sin articular palabra, sin miradas, como ausente... tuve que sacar fuerzas para no derrumbarme ante aquel silencio inquisidor.
Después de un largo rato en el que El Maestro mirando estuvo mirando de un lado a otro como si yo no estuviera, se dio la vuelta y entro en su casa... queriendome dejar claro que que yo había pasado la prueba y que podía entrar.
Cerró la puerta a toda velocidad y di un salto de no menos de... (no os sorprendáis)... de un METRO...si, si parece impresionante y entré en la casa.
Todo decorado con un "ligero" toque oriental, que claramente es lo que se llevaba en los catálogos de IKEA.
Pasé a la habitación principal donde tenia el Tatami, que para el que no sea ducho en la materia, es el suelo donde los artistas marciales entrenan, un espacio sagrado entre el maestro y su alumno.
Ya habían acabado las clases pues era ya bien tarde, y le pregunté al Maestro donde podría dormir, ya que yo quería ser una discípula 24 horas al día. El... no respondió... queriendo decir que me buscara las castañas, que debía de ser autosuficiente.
Le pregunte donde podía buscar mi habitación. El solo se levanto y se fue cerrando la puerta, dejándome claro que esa noche tendría que dormir en el Tatami.
El desafío mental al que me está sometiendo es muy duro, pero se que tendré su recompensa y al fin podré... vencer a la POLILLA.
Mañana sera otro día y... comenzara el entrenamiento mas fuerte que se haya visto nunca.
¿Las bragas pueden saltar?
Braga-blanca