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04 diciembre 2012

Las obligaciones y el frío

Este es uno de los inviernos más fríos que estoy viviendo desde que vivo en invernalia en mis carnes de toda mi vida, o al menos que yo recuerde.



Si ya de por sí uno es flojo, cuando hace frío se te quitan aún más las ganas de hacer cualquier cosa. Con lo bien que se está en el sofá calentito debajo de esa batamanta mientras sabes que afuera la gente está abrigada hasta arriba para evitar congelarse, te entran aún menos ganas de hacer algo, si cabe.

El problema llega cuando tienes obligaciones, es decir, hacer cosas inevitables, cosas que tienes que hacer si o sí. Hay una serie de cosas que como mucho puedes postponerlas hasta que llega un momento que debes hacerlas por cojones a la fuerza porque no te queda otra; y luego están las cosas que tienes que hacer justo en ese momento porque no se pueden hacer otro día.

Para que quede bastante claro, por ejemplo una obligación que puedes alargar hasta que no te quede otra es la de ir a comprar comida si aún te queda algo en la nevera hasta que ya no hay nada de nada.

Y en el caso de las obligaciones por cojones a la fuerza, son las de ir al trabajo, instituto, etc... etc..

En resumen, que hace mucho frío y no tengo ganas de ir a comprar y por eso estoy escribiendo esto como excusa para evitar ir al supersol. El problema es que me quedan pocas reservas de comida y luego tengo que ir a trabajar así que tendré que salirme de la manta  por cojones a la fuerza y no quiero.

15 febrero 2011

Hoy en el Mundo de Fireman: Vivir solo. Objetivo: ¡Sobrevivir!

¡Me emancipé! ¡Por fin!.... gritó mi padre. Me ha salido trabajo fuera de mi ciudad por tanto me he tenido que ir a vivir sólo.. todo un reto. Los problemas empezaron a surgir de forma espontánea y sin que nadie les dijera nada:

-En mi casa metía la ropa sucia en una especie de cubo largo, y de repente, al cabo de unos días reaparecía en mi cuarto doblada y planchada. Probé hacerlo en mi nueva casa pero nada la ropa no se limpiaba, me dijeron que tenía que usar una cosa llamada lavadora, quizás algún día. De mientras seguiré comprando ropa nueva.

-La comida no está en la mesa, nunca. Tengo que ponerla yo de forma manual. He intentado ritos ancestrales, rezos a todos los dioses que hay y que ha habido, plegarias,... pero nada. Supongo que los camperos, pizzas, hamburguesas y demás comidas rápidas tengan todo lo que el cuerpo humano necesita para vivir.

-La casa al cabo de unos días comienza a estar llena de motas de polvo que se empiezan a convertir en nuevos miembros de la casa debido a que conforme pasan los días crecen de forma extremadamente exponencial. He consultado en Yahoo respuestas y dicen que pruebe con algo llamado fregona y escoba. Estoy buscando algún tutorial al respecto.

-La cama tampoco se hace sola como en mi casa. He probado haciendo trucos de magia a lo Harry Potter pero la puñetera no me hace caso. Intenté hacerla yo mismo pero me cansé sólo de pensarlo. Me resigné y probé aplicar la psicología inversa: Pasar olímpicamente de hacer la cama para que así ella se hiciera por sí sola. Tengo fe que algún día surja efecto mi estrategia.

Espero poder conseguir adaptarme a este nuevo entorno y ser totalmente autosuficiente, de mientras vuelvo de vez en cuando a mi casa natal para recargar mis tupperwares con comida y llenar las maletas de ropa limpia. Espero que algún día mi nueva casa tome los hábitos de mi casa natal y aprenda a hacer esas cosas para no tener que volver. Así que espero que se aplique (la casa, yo no) y que no tarde mucho.

Un emancipado saludo