Al final crecí. Creía que este día no llegaría nunca pero me he dado cuenta de la cruda realidad. Soy mayor. Soy adulto. Y sé todo esto porque recuerdo con nostalgia las cosas que hacía de pequeño, y si las recuerdo quiere decir que ya no las hago en el presente porque, simplemente, son recuerdos.
Jugar con juguetes era con lo que más disfrutaba, cuando vi la primera parte de Toy Story me di cuenta de que no era el único que jugaba como jugaba Andy. Cuando ví Toy Story 3 también me di cuenta que en un momento de mi vida fui de nuevo Andy, el cual abandonó a sus juguetes para ser mayor.
Ver películas de Disney con mi primo una y otra vez hasta tal punto de quitarle el sonido a la tele y decir los diálogos de memoria no tenía precio. Cuantas veces habremos visto Peter Pan y El Libro de la Selva, entre otras muchas.
Ver películas de Disney con mi primo una y otra vez hasta tal punto de quitarle el sonido a la tele y decir los diálogos de memoria no tenía precio. Cuantas veces habremos visto Peter Pan y El Libro de la Selva, entre otras muchas.
Pero no está tan mal este nuevo mundo, ni mucho menos, hay problemas sí, pero también hago cosas de mayores como beber, salir de fiesta, jugar a videojuegos sin límite de tiempo, salir otra vez de fiesta, beber otra vez, ganar dinero, comprar cosas con dinero, etc, etc... No es lo mismo pero menos es ná.
Por tanto si me veis un día jugando con mi granja de Playmobil ya sabéis lo que debéis hacer: regalarme más playmobils! a ser posible el Fort Glory. Y si queréis jugar conmigo seréis bien recibidos porque por muy mayor que seamos la infancia que tuvimos nadie podrá revivirla como nosotros.
Uno de mis juguetes favoritos y con el que mas he jugado
